Cuando éramos pequeños, los museos eran universos inaccesibles y preservados, separados por una vitrina infranqueable y un gran cartel que decía “No tocar”. No recuerdo ninguna sensación especial que me aportaran las visitas a aquellos museos estancos, aparte de las miradas vigilantes ante lo que pudiéramos romper.
Con el tiempo, los museos han ido evolucionando, han roto sus vitrinas y se han abierto al mundo. Han transformado esas visitas formales en un itinerario estimulante que te permita vivir una experiencia con todos los sentidos. No es lo mismo aprender los ecosistemas de un libro, que adentrarte en plena Amazonia y respirar su humedad. O gracias a la tecnología 3D, poder sumergirte en la profundidad del océano o darte una vueltita por el universo.
El “prohibido tocar” ha sido reemplazado por el “toca, toca”, siente, huele, experimenta. Los talleres invitan a los estudiantes a convertirse en científicos por un rato, planteando hipótesis y sacando sus propias conclusiones, trabajando en grupo, participando en debates… ¿No os suena esto a competencias básicas? Algunos de estos talleres nos pueden aportan ideas valiosas para trabajar en el aula. Así como las actividades que se organizan para el profesorado y las conferencias concebidas como punto de encuentro de expertos de diversas especialidades.
Hoy en día, con un solo clic puedes colarte en los mejores museos de ciencia del mundo, y así en una misma mañana, mientras estás desayunando, puedes desplazarte al Museo de Historia Natural de Nueva York, que ofrece, entre otras muchas cosas, actividades interactivas para los más pequeños, relacionadas con la biodiversidad, el cambio climático, arqueología, etc.
Luego puedes pasarte por el Exploratorium (The Museum of Science, Art, and Human Perception) en San Francisco que tiene aplicaciones tan curiosas como calcular tu edad o tu peso dependiendo del planeta en el que te encuentres. ¡Tengo 128 años en Mercurio y acabo de cumplir 1 en Saturno!
También puedes descubrir los robots más punteros en el Miraikan, National museum of emerging science and innovation, en Tokio. O conocer las últimas exposiciones de la Ciudad de las Ciencias de Paris.
Prácticamente todas las páginas web de estos museos cuentan con un apartado dedicado a la educación, con variadas propuestas didácticas para alumnos de diversas edades.
Los museos son una gran fuente de recursos que nos pueden ser de utilidad para complementar nuestras clases. La innovación en nuestras aulas está a un solo clic, ya no hay excusas.
Elisa Triana
Con el tiempo, los museos han ido evolucionando, han roto sus vitrinas y se han abierto al mundo. Han transformado esas visitas formales en un itinerario estimulante que te permita vivir una experiencia con todos los sentidos. No es lo mismo aprender los ecosistemas de un libro, que adentrarte en plena Amazonia y respirar su humedad. O gracias a la tecnología 3D, poder sumergirte en la profundidad del océano o darte una vueltita por el universo.
El “prohibido tocar” ha sido reemplazado por el “toca, toca”, siente, huele, experimenta. Los talleres invitan a los estudiantes a convertirse en científicos por un rato, planteando hipótesis y sacando sus propias conclusiones, trabajando en grupo, participando en debates… ¿No os suena esto a competencias básicas? Algunos de estos talleres nos pueden aportan ideas valiosas para trabajar en el aula. Así como las actividades que se organizan para el profesorado y las conferencias concebidas como punto de encuentro de expertos de diversas especialidades.
Hoy en día, con un solo clic puedes colarte en los mejores museos de ciencia del mundo, y así en una misma mañana, mientras estás desayunando, puedes desplazarte al Museo de Historia Natural de Nueva York, que ofrece, entre otras muchas cosas, actividades interactivas para los más pequeños, relacionadas con la biodiversidad, el cambio climático, arqueología, etc.
Luego puedes pasarte por el Exploratorium (The Museum of Science, Art, and Human Perception) en San Francisco que tiene aplicaciones tan curiosas como calcular tu edad o tu peso dependiendo del planeta en el que te encuentres. ¡Tengo 128 años en Mercurio y acabo de cumplir 1 en Saturno!
También puedes descubrir los robots más punteros en el Miraikan, National museum of emerging science and innovation, en Tokio. O conocer las últimas exposiciones de la Ciudad de las Ciencias de Paris.
Prácticamente todas las páginas web de estos museos cuentan con un apartado dedicado a la educación, con variadas propuestas didácticas para alumnos de diversas edades.
Los museos son una gran fuente de recursos que nos pueden ser de utilidad para complementar nuestras clases. La innovación en nuestras aulas está a un solo clic, ya no hay excusas.
Elisa Triana
Lo bueno que tiene este tipo de museos, es que han ido evolucionando junto a lo que la gente de nuestra sociedad pide para poder aprender y divertirnos a porcentajes similares.
ResponderEliminarRubén Revuelta Zarzosa
Me voy a tener que poner al día en esto de los museos porque me quedé con las vitrinas de bichos pinchados y esqueletos de dinosaurio...
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe han gustado mucho Elisa los "costosos" enlaces...peso 11 kilos en la Luna!!
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