viernes, 24 de febrero de 2012

Diario de una enana entusiasta


De repente los segundos han comenzado a volar... y es que, es llegar al centro y algún tipo de fenómeno extraño ocurre: los relojes se ponen a mover sus agujas a toda velocidad... no se que pasa en ese lugar que yo no paro de escuchar sirenas de cambios de hora... "¿¿¿YA???" pienso cada vez que suena "¿¿¿¿¿Como es posible si la clase acaba de empezar?????". Ahora lo que no entiendo es como a los profesores les da tiempo a dar las materias en las temporalizaciones que se marcan: es imposible, no me lo creo… Hoy, entre que los alumnos se han sentado, han sacado los proyectos en los que trabajaban y se han centrado, han debido de pasar veinte minutos; y cuando quedaban diez minutos para que la clase acabara, la profesora les ha indicado que tenían que empezar a recoger para que todo quedara en orden... "Pero ¿cuanto han trabajado?... ¿15 minutos?" lo realmente sorprendente es que a ese ritmo terminen algún proyecto a lo largo del curso.
Pero que el tiempo vuele de esta forma, me sorprende gratamente, porque no recuerdo cuando fue la última vez que una mañana, se me pasara así de rápido: que no quisiera que una actividad laboral terminara. Estoy fascinada, perpleja conmigo misma y con mi excesivo entusiasmo incontrolable. Parezco una loca flipada de la docencia, yo creo que hasta mi tutora me tiene un poco de miedo porque no paro de seguirla por todas partes y de hacerle todo tipo de preguntas. Pero lo cierto es que me contesta con paciencia y sinceridad, y que la actitud maternal y comprensiva que muestra con sus alumnos dice mucho de su trabajo.

Por otro lado he asistido a la apertura de expediente a un alumno. Lo que me ha chocado, no ha sido que el chaval la hubiera liado gorda, ni que detrás, existiera toda una historia compleja de familia desestructurada, centros de acogida, etc. Lo que realmente me ha chocado, ha sido la actitud del docente encargado de llevarle el expediente. Al parecer este docente se elige al azar entre todo el claustro; en concreto a esta persona no le había tocado nunca hacer algo así en 40 años de profesión y no ha cesado de manifestar su inconformidad por la realización de dicho trabajo, su desacuerdo y su clara determinación de que el chaval era un delincuente. Y yo me pregunto: ¿Qué hay de la empatía, la comprensión, la tolerancia y demás valores con los que nos bombardean en el master?, ¿Al cabo de 40 años de profesión los olvidas?, ¿Tan sencillo es acomodarse en esta profesión?... mi duda es: ¿Es el carácter o es el tiempo (o la combinación de ambos) lo que hace que una persona pierda el interés de esa manera? ¿O es posible que dicho interés nunca existiera?... Me preocupa que un día pueda pasarme; que los segundos comiencen a pasar despacio y las mañanas se me hagan eternas… probablemente peco de novata entusiasta pero, espero de corazón que no me pase nunca porque estoy disfrutando como una enana. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.