miércoles, 25 de enero de 2012

Resumen / Reflexión - Clase Martes 24/01/2012

La clase de ayer martes tuvo dos núcleos principales de discusión:
  1. El pensamiento científico, usando como núcleo el artículo "La fe del escéptico"
  2. Las relaciones personales en el aula y su importancia, introducido a través del artículo sobre Marcelo Bielsa.
Respecto al punto 1, quedó claro que debemos ser cuidadosos a la hora de emitir juicios y postular posiciones personales en clase, ya que el dogma es contrario a la ciencia y podemos inducir al alumno a error. Es fundamental dar al alumno las herramientas adecuadas (principalmente en forma de conceptos clave) para que sepa discernir lo que es ciencia de lo que no y que de esta manera pueda construir sus creencias personales sabiendo que criterios está empleando a la hora de formar su identidad.

En el mundo moderno de las TIC, esta capacidad de clasificación es básica, debido a la velocidad con la que se transmite la información y a la facilidad con la que auténticos bulos se convierten en hechos, generando las famosas "leyendas urbanas". En clase hablamos de los móviles usados como máquinas de palomitas, de la homeopatía, de la leche... pero ¿quién no recuerda el famoso caso de la mermelada y Ricky Martin?

Como crítica a esta parte de la clase, diría que es muy fácil demostrar la pseudociencia en casos tan flagrantes como la homeopatía o las powerbalance que no son llamados directamente timos por la cultura de lo políticamente correcto en la que estamos obligados a existir, pero que la voz tiembla y el pulso flaquea a la hora de encarar otros aspectos de creencia más extendida y todavía considerados tabúes a estas alturas del siglo XXI. Ahí ya empezamos a recular porque tocan creencias que sí forman parte de nuestras estructuras y no queremos entrar en el debate, mientras gente como Servet, Copérnico o Galileo pasaron lo que pasaron por intentar aplicar una crítica científica a los dogmas reinantes en su época.

A día de hoy, una pseudo-ciencia como es la Religión sigue recibiendo tratamiento de asignatura en la educación española y ejerce una influencia enorme en aspectos como la investigación con células madre, el aborto o en temas menos científicos como el divorcio. Veo muy bien que cada uno crea en lo que le dé la gana, especialmente si eso le ayuda a ser mejor persona, pero de ahí a que todos los demás tengamos que "comulgar" con ello va un trecho. Como curiosidad, decir que mientras seguimos aplicando recortes a todo, sigue vigente el mismo acuerdo Iglesia - Estado desde 1979.

Conclusión, como esto de las creencias y los dogmas puede tocar fibras muy sensibles, lo mejor es intentar dotar a los alumnos de los recursos necesarios para que apliquen el pensamiento científico cuando estimen oportuno, además de un cierto grado de asertividad para que sean capaces de defender sus posiciones en contra de las presiones externas.

En el punto 2 usamos como refuerzo una entrevista de Punset a Linda Darling Hammond (profesora de educación de la Universidad de Stanford) y comparamos el trato humano que debería haber en Educación con el que debería existir en la relación médico-paciente. Creo que todos en clase somos conscientes de la dimensión ética de los procesos E/A y de las actitudes y aptitudes pedagógicas necesarias para un docente, en especial después de la asignatura "Familia y Escuela en la Sociedad de la Información" así que cerraré esta parte con un programa que me pareció muy interesante al respecto:



Perdón por el ladrillo y un saludo a todos.

3 comentarios:

  1. Parece increíble en el siglo en el que estamos y siendo gente "con estudios" q nos las cuelen de esa forma...
    En su día preguntabas a la gente por la pulserita (q nos pilla muy cercano) y te decían "ya sé q es un tontería, pero por si acaso..."

    ResponderEliminar
  2. (...) Pero yo me atrevería a sugerir que una de las razones fundamentales de que tantos médicos terminen decepcionándose con la profesión y convirtiéndose en unos cínicos es precisamente que, pasado el primer momento de idealismo abstracto, no están seguros del valor de las vidas reales de los pacientes que tratan. No se trata de que sean insensibles o inhumanos personalmente: se debe a que la sociedad en que viven y aceptan es incapaz de saber cuánto vale una vida humana".
    Un Hombre Afortunado - John Berger

    ResponderEliminar
  3. Yo creo que hasta ahora muchas de las falsas creencias populares se deben a la ausencia de los científicos en la vida cotidiana o en los medios. Éstos se dedican más al estudio y a los foros de expertos, dejando a otros colectivos, como periodistas, tertulianos varios o "pseudoexpertos" las explicaciones de fenómenos cotidianos. La gente necesita creer y a falta de una explicación seria de un científico se queda con lo que le cuentan desde la tele pensando que el medio ya le da seriedad a la explicación, cuando sólo es un medio.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.